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Chega es una religión y André Ventura, su profeta. Por dentro do Chega, el libro que el periodista Miguel Carvalho ha publicado en Portugal (750 páginas, centenar largo de entrevistados, cinco años de investigación) en la editorial Objectiva, es un exhaustivo retrato del proyecto político extremista más poderoso de la historia de la democracia portuguesa. Chega nació en 2019 de la mano de André Ventura, un político decepcionado de su vida en el moderado Partido Social Demócrata (PSD), y varios amigos que ya no le acompañan. En dos meses se han lanzado siete ediciones y 30.000 ejemplares, seis veces del considerado best-seller en Portugal.Fundadores como Nuno Afonso o la jurista Fernanda Marques Lopes (carnés número 2 y 3) se han quedado por el camino tras perder alguna de las cruentas guerras internas con otras facciones que deseaban el control sobre el líder y el partido. También porque Ventura no quiere sombras alargadas sobre él. En esas escaramuzas se han empleado amenazas, grabaciones ilegales, cuentas falsas en redes y otras lindezas. Lo más perturbador es constatar que la información sobre los trapos sucios no procede de adversarios políticos. “El 90% del libro es Chega hablando de Chega, un retrato del partido hecho por los que están o estuvieron dentro y la mayoría lo hace en on [aceptando ser citados]”, destaca Carvalho (Oporto, 54 años), que logra entrevistar a militantes que le detestan y le atacan en redes.En apenas siete años, la formación se ha convertido en seria aspirante a la gobernación con una receta que podría resumirse así: programa político fluctuante, presencia televisiva desproporcionada, hiperactividad digital y guiños a los resentidos con el sistema. En ese tiempo pasó de un solo diputado en la Asamblea de la República a los 60 de las elecciones de mayo. Es el principal grupo de la oposición y, por tanto, su sueño de sustituir en el futuro a la coalición AD en el Gobierno ya no es ninguna quimera. Antes de afrontar esa prueba, Ventura medirá su respaldo social en las elecciones presidenciales que se celebran el 18 de enero. Será su segundo intento de hacerse con la Jefatura del Estado. En el primero, en 2021, recibió casi medio millón de votos, pese a que Chega daba sus primeros pasos. Ahora ha encadenado varias conquistas históricas —la principal es haber desbancado al Partido Socialista como principal fuerza de oposición en la Asamblea— y el antiguo comentarista televisivo del Benfica tiene opciones de pasar a una segunda vuelta. “Es el político que mejor fija a sus electores y enfrente tiene una izquierda dividida”, observa el periodista durante una entrevista en Lisboa. El libro de Carvalho no trata de adivinar el futuro, sino de iluminar el pasado reciente y comprender las raíces del fulgor que vive la extrema derecha en un país que hace medio siglo impresionó al mundo con la Revolución de los Claveles. “Existe el país de Ventura, personas que sienten que el Estado les abandonó y que carecen de servicios. Sienten que por vez primera tienen una voz que protesta en su nombre y grita por ellos”, reflexiona el periodista. Marine Le Pen lo resumió en un acto en Lisboa: “Chega es un grito que viene del corazón”. La conexión emocional explica que personas modestas se sacrifiquen para financiar un proyecto que aspira a fundar la IV República, “la de los portugueses de bien”, aunque algunos de sus representantes tengan asuntos pendientes con la justicia o protagonicen escándalos como el robo de maletas en el aeropuerto o la incitación a la prostitución de menores. La financiación es una de las turbiedades de Chega, junto a su incapacidad para convertirse en una organización dotada de reglas internas dentro de la ley. El Tribunal Constitucional ha tumbado en cuatro ocasiones los estatutos de la formación. “En cierto sentido, está funcionando con órganos ilegales. El TC ha alertado sobre la falta de democracia interna, es un partido que se ha transformado en un culto al líder y en un proyecto de poder personal”, explica el reportero, amenazado por su investigación.Carvalho ilumina zonas oscuras tras los dineros, desde la evaporación de fondos para campañas a las aportaciones de la oligarquía tradicional, como miembros de los Mello o Champalimaud, sagas beneficiadas durante el Estado Novo y perseguidas durante el fervor revolucionario posterior a la caída de la dictadura el 25 de abril de 1974. Su animadversión hacia el espíritu de abril es compartida con André Ventura, que ataca con frecuencia la fecha de la llegada de la libertad al país, aunque se proclama demócrata. “Ventura hace un discurso anti élites, pero algunas élites lo financian y hace un discurso antisistema, pero el sistema está en su financiación. Es una contradicción casi esquizofrénica”, señala el periodista.Más informaciónA su electorado no parecen importarle ni las contradicciones ni las mentiras del fundador, que altera promesas conforme a las necesidades y que defiende incluso lo que no cree para hacer ruido. “André se reveló un Saúl y no un David. Es un gran actor”, afirma en el libro Lucinda Ribeiro, una informática evangélica responsable en gran medida de la veloz expansión digital del partido en sus primeros tiempos. “El Chega se le subió a la cabeza. Era humilde, divertido y de repente tenía himnos, gente a aplaudirle de pie, escoltas”, comparó la militante Patrícia Sousa Uva. Nuno Afonso, ex amigo y ex jefe de gabinete de Ventura, asegura que le dijo esto: “Quiero que las personas se duerman pensando en mí y se despierten pensando en mí”.Nuno Afonso fue alguien tan cercano a Ventura que conoció sus sueños anteriores de ser escritor o presidente del Benfica. “Antes decía que Eusebio le hablaba al oído, ahora dice que es Dios para mantener esa idea de que es un enviado. Cada vez es más acentuado su mesianismo”, indica Miguel Carvalho. Gran parte del éxito del partido ha dependido de la personalidad de su líder. Ventura, que se licenció en Derecho y fue inspector fiscal, descubrió una veta histriónica cuando se hizo comentarista televisivo. Fue la escuela perfecta para el estilo que ha desplegado desde 2019 con una oratoria pugilística siempre al ataque. Él ha impuesto su agenda política (la inmigración y la inseguridad ciudadana están ahora en la línea de frente del Gobierno) y su mensaje victimista en relación con los medios, a los que recrimina la hostilidad hacia Chega. Hace pocos días abandonó los estudios de CNN Portugal, irritado por las preguntas. Lo cierto es que las televisiones privadas portuguesas han contribuido a la expansión de su figura tanto como el dinamismo en redes. Si las segundas le han permitido atraer a los jóvenes, las primeras le han introducido en los hogares más humildes, donde hacía tiempo que había dejado de creerse en los políticos. Entre 2019 y 2024, Ventura fue entrevistado casi el doble de veces que los líderes de la oposición y el primer ministro, Luís Montenegro (56 frente a 32). El colmo del paroxismo se dio en la última campaña, cuando las unidades móviles retransmitieron en directo la persecución del coche que trasladaba a Ventura al hospital tras sufrir dos leves indisposiciones. André Ventura y Santiago Abascal, líder de VOX, durante un mitin de Patriotas por Europa en Madrid el 14 de septiembre.Pablo Blazquez Dominguez (Getty Images)Chega responde a la táctica del “caballo de Troya” que se infiltra para dinamitar la democracia, como está mostrando la presidencia de Donald Trump en EE UU. Pero Miguel Carvalho considera que en la ultraderecha portuguesa, que pertenece a la familia de Patriotas por Europa, influyen más los modelos de Hungría o Brasil: “De EE UU imitan el matonismo, pero están más próximos de Viktor Orbán”.

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